Cada día te busco
en la tibieza gris
del aire de noviembre.
En el cielo plomizo
que se derrama en lágrimas
sobre el parque desierto.
En montañas azules
que ocultan sus siluetas
tras retales de niebla.
Te busco a todas horas
entre los tristes sauces
que lloran junto al río
cuando muere la tarde.
En el aroma intenso
del poleo y la menta
allá en la fuente fría.
En el silencio eterno
del páramo sombrío.
En cálidas solanas.
En gélidas umbrías.
Y te busco tranquilo,
sin latidos, sin prisas,
porque sé que encontrarte
no es cuestión de clamores.
Porque ya no eres rostro,
ni sexo, ni sonrisa.
Porque ya sólo eres
una sombra sin cuerpo,
una estela sin agua,
un júbilo sin risas.
Te busqué y aún te busco
entre los pasadizos
de mis turbios recuerdos.
Y apenas una imagen
de tu dulce belleza
me queda para amarte.
Sé que llegará el día
en que ya no te tenga
colgada en mi memoria.
Pero eso no será
ningún inconveniente
para seguir amándote,
para seguir sintiendo
tu calidez, tu aliento.
Te seguiré buscando,
te buscaré incansable
entre todas las cosas
mientras me quede tiempo.
Que sentimiento más amante, más acogedor en tan expresivos versos, amar y seguir amando a pesar del transcurso del tiempo abrazando al ausencia, precioso poeta!!!
Este sí que te salió de lo hondo…amigo!! Un poema de búsqueda tan bello, tan sereno, tan rítmico, tan…que lo leí varias veces, también en voz bajita para apreciarlo más.
Felicidades por él, me llegó mucho.
Cuando vienes…vienes. Y yo me alegro de leerte!
Muchos, casi todos, salen de ahí, de lo más hondo. No podía ser de otra forma.
Gracias María por tu apoyo siempre.
Yo también disfruto leyéndote.
Bonita semana.