Miedosas

Qué miedosas se vuelven las palabras
cuando se asoman al precipicio del papel.
A veces parece que se arrugan,
complicadas, se vuelven inestables.
Apocadas, están como desvaídas,
se ponen insoportables.
Ninguna quiere ser la primera en salir,
se sienten vulnerables.
Tanto poder mientras son pensadas,
son incluso descaradas,
pero al tener que volcarse
para ser vistas, desnudas,
completamente expoliadas,
se vuelven adolescentes,
insolentes,
y en la justeza precisa, en lo que es obligación
tiemblan tanto entre las manos
que no se acierta a saber
si pone permiso o perdón.
Y empiezan a flirtear las similares,
comienza un baile de letras,
que se encuentran pareadas,
con un ritmo tan ascético,
que se torna aburrimiento
y que suena hasta patético
si le das entonación.
Vosotras volad sin miedo
en vuestra arritmia elegante,
dejad que os malinterpreten
esa masa de pedantes,
quien quiera entender entiende
la esencia de lo que sois
vuestros olores, vuestros miedos,
vuestra sutil excelencia
vuestra libre acentuación,
y es entonces cuando son,
cuando al ser rememoradas,
o leídas del revés,
o descifradas sin regla ni ley,
se vuelven únicas, inenarrables,
completamente inestables.
Les entra otra vez el miedo,
ahora de no ajustarse a los gustos
de quien lee.
Como si fuera importante,
no es siquiera necesario,
sois, y eso ya es mucho,
tener esencia y carácter,
y la sonora destreza
de transportar lo inefable.

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Hermoso poema, me ha encantado
Un abrazo

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