No es por desidia que no te amo cómo debiera,
más bien es el miedo, feroz y paralizante, de no estar a la altura de tus sueños…
Cobarde soy cuando te miro, cuando te escucho, cuando te vivo…
Dame unos minutos, un tiempo prudencial, quizá unos años…,
aprenderé de tus sonrisas, de tu vital estar, de tus anhelos…
Tus ojos de agua clara, que reflejan lo más oscuro de mi ser
devendrán con el tiempo mi refugio, ése en el que ahora no oso entrar.
Brutal desidia de existir la que me mece…
Gracias por ser.
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Bellísimo. Ese final es triste pero poderoso. Todo el poema es hermoso pero el final me hizo estremecer
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Hermoso poema! Bienvenido, compañero. Saludos.
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Bienvenido a Poémame.
Saludos
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Poderosos versos. Imagino que el amor todo lo puede ,todo lo permite. Excelente.
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Gracias. De corazón.
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Gracias… que buen recibimiento.
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Gracias. Amor es todo.