{Lírico}
Tu belleza resplandece
como un astro a lo lejos,
y yo la venero.
Mi amor no envejece
pero afloran los quejos.
Llegó a su término el invierno
y se evaporó tu gélido aliento.
Tu adiós resopla con el viento.
Sin aceptarlo, aún discierno.
Vete, no dejes rastros de tu lindura,
llévate el rimel de tu sexo púrpura,
arráncalo de mis labios viciados,
su aroma me dejo los sentidos lisiados.
En las avenidas que dejaste desiertas,
mis memorias permanecen despiertas,
no puedo salir del camino sin recordarte
y una lágrima caída, se hace tu estandarte.
Me siento fuerte y te enfrento vulnerable,
y bostezo para dormir sin saciar el sueño.
Ruidos de sirenas deambulan por la calle,
me despiertan a mi realidad más miserable.
Tu nombre se me escapó y pide que me calle.
Tu fantasma es colosal y yo soy tan pequeño.
Tu sonrisa me persigue,
no hay lugar en la ciudad
dónde la paz me abrigue.
Sé bien lo que prosigue:
perder mi humanidad.
Oh, tu aroma asciende
al pasar por el desagüe,
mi corazón se enciende
para que el rencor se fragüe.
Camino más sereno
y pienso más ameno,
le doy un trago al olvido
y amoroso lo enveneno.
De tus restos nace la libido:
abundantes frutos de un viñedo.
¡Te deseo! Tengo algo húmedo.
Lamento que te hayas ido
sin tocarte, así como te escribo,
sin beber lo que de ti yo libo.
¡Estoy contaminado, enloquecido!
Inmerso en la frivolidad urbana,
buscando placer entre piernas vanas.
Aborrecido por los espectaculares
que deslumbran igual que tus lunares.
Amor interminable,
te anuncias en los comerciales,
eres el vino inagotable
en la mesa de los comensales.
Maniquí en las vitrinas,
ventana sin cortinas,
en la flor eres espina,
soledad en cada esquina.
En mi ciudad ya nada queda,
emergencia y toque de queda.
Un ángel de alas negras
que comió tu suciedad,
extermina sin piedad
¿Y tú te alegras?
Jorge Martínez C.
Autor.
Imagen: Pinterest.