Mi cielo está lleno de cunas vacías,
de sueños que nacen, que mueren y olvidan,
de historias futuras e historias cumplidas,
de estrellas brillantes y estrellas sombrías.
Mi cielo es tan grande como una sonrisa,
como ese te quiero que el labio acaricia,
mi cielo se pierde detrás de la vista,
no tiene principio, ni forma, ni arista.
A veces mi cielo me queda tan cerca
que tengo sensación de acariciarlo,
caricias de nubes blancas de seda,
ingrávido vacío de sueños blancos.
No hay límite, ni techo, ni fin alguno,
no hay nada que te amarre ni te detenga,
no existen las barreras, no existen muros,
no existen los destinos ni las fronteras.
Mi cielo no tiene ni infierno ni Dios,
no tiene vasallos ni tiene señor,
mi cielo carece de Luna y de Sol,
habita en mi mente, se pierde en mi voz.