Un enjambre electrocuta mi cabeza
la cual traga su semen,
tal puta que gime por efectivo.
Pues de tanto rebuscar en cada resquicio del sofá
no hallo más que polvo y frituras,
a cambio de alguna moneda
que me ayude a moler humo por la mandíbula.
Al grado de moverme de un lado a otro de la cama
lo que provoca ungir la frente y nudillos,
ya como aguacates
en el coágulo que escurre por su choque repetido
contra la pared.
Para engendrar así un documento nuevo en Word
—desde el intestino—,
hasta su publicación en el sitio web
de un perdedor.