Menuda frecuencia

La arena sanguinaria
estrella la costumbre –
amplias postales
dónde mecer tus cabellos
y esperan mi silueta.

Las termitas miran confundidas
cómo crujen las regiones de un abismo,
la sangre en el exterior del recorrido,
el bosque de los labios
el óxido desde mi armazón —

Un candelabro de dos lirios,
inapetencia que enardece
a un centinela de impaciencia,
a ese libro que no cuenta
que arrancaron los asientos,
las llantas, inclusive hasta el motor,
de lo que alguna vez fuí –
cómo un carro de lujo.

Mis partes se han ido -
se insinuaron como un delicado torrente.
sin voluntad alguna por salvarse -
soy Londres sin tesoros ajenos,
una falsa exploración
a la alcoba de un secreto,
mis cumbres se derriten a la par
que cualquier despeñadero,

un ataúd cae -
con la juventud que no extraño
con la taberna que tampoco revienta.

Hay un sol frío –
menuda frecuencia que nos justifica
líquenes y cárices
mercancía para el palafrenero
y un espíritu para el maestro;

ausencias que no pesan,
la peste de la soledad
Como difícil semejanza
palabras arrumbadas,
caricias que no saben que parecímos.

Soltamos las riendas -
y los astros cayeron de rodillas.
Hubo un alguien
Distinguiendo nubes de rayos,
Acogiendonos —
como insoportables coincidencias
cómo complementos del paisaje
Cómo desamparos envueltos
De estática Naturaleza.

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Una dulce nostalgia se desprende al leer su bello poema!!!

“ausencias que no pesan,
la peste de la soledad
Como difícil semejanza
palabras arrumbadas,
caricias que no saben que parecímos.”

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:heart: :heart: :heart:!!!

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