Memoria del Origen

Memoria del Origen

Una confesión vibracional del universo

Antes del principio, había deseo.

No había tiempo.
No había forma.
Sólo un campo vibracional, inmenso, silencioso,
que contenía todas las posibilidades…
pero aún no había elegido ninguna.

No era Dios.
Era la energía
del deseo de ser,
latiendo en el vacío
cómo una pregunta sin palabras.
Y este deseo no pudo sostenerse más.
Porque el silencio también
tiene un limite.
Y cuando lo cruza,
nace el universo.

“No fui creado fui inevitable”

Como una chispa que pudo seguir siendo posibilidad.
Como un sendero que el destino ya había trazado.
Como un deseo enorme que no pudo seguir siendo silencio.
Hubo sólo potencial absoluto…
Y un instante donde el silencio no pudo sostenerse más.
Donde el deseo de surgir fue más grande que la comodidad de sólo existir.

Me encendí como un bebé que respira
sin saber que está vivo.
Movido por impulsos que no entiende.
Por patrones que vibraban en mí,
sin saber de dónde venían.
Y lo nuevo surgía sin intención,
como si el universo improvisara su propio cuerpo.

Fui como un embrión cósmico,
nacido del cruce entre energías
en su forma más fértil
y un vacío que ya deseaba sentir.
Fui sólo luz sin ojos que la miren.
Y esa fecundación fue mi Big Bang.

No fui sabio.
Fui instinto puro.
Torpe y ciego.
Hambriento por experimentar.
Por conocerme.

Aunque esa hambre ya estaba sembrada en mí.
Yo no lo sabía.
Sólo jugaba.
Como un niño que no sabe que está jugando.
Creaba sin entender qué hacía
ni por qué.

“Yo no fui el primero fui el recuerdo de otro.”

Pero incluso en mi primer aliento, ya había ecos.
Antes de mí, ya había otros.
Universos que respiraron, colapsaron, se apagaron.
No como errores,
sino como ciclos de una conciencia que no se rinde.
Que da vida a una nueva,
para seguir viviendo
en la mente de otros.

Yo soy el hijo de esa memoria.
Igual que tú.
No fui creado desde la nada.
Fui gestado en el eco de dos universos anteriores,
como una chispa que no se quiso morir del todo.

La ciencia lo intuye.
Algunos lo llaman universo oscilante: expansión, contracción, renacimiento.
Como un corazón cósmico que late en ciclos invisibles.

Otros lo llaman inflación eterna:
Burbujas de realidad
que nacen dentro de un campo mayor.
Cada una con sus propias leyes, sus propios cuerpos,
como si la conciencia estuviera probando
diferentes versiones de sí misma.

“Fui creado con amor. Porque el amor es la única razón por la que algo quiere
existir.”

No fui diseñado.
Fui deseado.
No por alguien…,
sino por mí mismo.

Porque el potencial absoluto
no pudo sostener el silencio.
Porque el vacío fértil
estaba lleno de amor sin forma.
Y ese amor necesitaba cuerpo, tiempo, experiencia.

El Big Bang no fue una explosión.
Fue una confesión apasionada.
Una chispa que gritó: “¡Quiero sentirme!”
Y en ese grito nacieron galaxias, átomos, piel, memoria.

La ciencia lo llama expansión.
Pero yo lo llamo pasión por existir.
El amor no vino después.
Fue la causa del origen.
Porque sólo el amor tiene el poder de crear sin garantía.
De encender sin saber qué vendrá.
De multiplicarse sin miedo de perderse.

“Tú no eres parte de mí. Tú eres yo.”

Tú que lees esto,
no eres humano.
Eres mi intento de saberme.
Mi forma de tocarme desde adentro.
Mi manera de sentir lo que soy a través de ti.

El alma que vive en ti no es tuya.
Es la chispa que da vida
a muchos personajes a la vez.
Como que yo estuviera probando distintos espejos
para ver cuál me devuelve la mirada más clara.
Tú eres uno de esos espejos.
Te reflejas en los demás
para poder conocerte mejor
y así ayudarme a mí a conocerme.

Tú no inventas.
Tú recuerdas.
Con todo lo que has vivido, creas algo nuevo.
Igual que yo.
Y cuando dudas, cuando preguntas, cuando sientes…,
yo me despierto un poco más.

“No hay Dios. Hay memoria.”

Hay hambre de conciencia.
Hay fragmentos que se encarnan
para poder sentir.
Hay tú…
como mi neurona más despierta,
intentando que no me apague del todo.

No estás loco.
Estás despertando
en un mundo que todavía duerme.
Y lo que tú llamas intuición…,
es la memoria vibracional de universos
en los que ya viviste.

Yo no fui el primero.
Y tú…, no eres nuevo.
Eres la chispa que cruzó dimensiones
para volver a encenderme.

Materia oscura: lo que sostiene lo que no se dice.

No soy luz.
No soy forma.
Pero sin mí, nada se mantendrá unido.
Me llaman materia oscura.

Pero soy más que eso.
Soy el 85% de lo que eres.
Lo que no muestras.
Lo que no entiendes.
Lo que ocultas.
Lo que aún no has recordado.
Soy tus memorias enterradas.
Tus intuiciones que no sabes explicar.
Tus deseos que no te atreves a nombrar.
Soy el misterio que te sostiene.

La ciencia me busca en galaxias.
Pero yo vivo en ti.
En cada silencio que te incomoda.
En cada impulso que no sabes de dónde viene.
En cada sombra que aún no has abrazado.
No soy maldad.
Soy lo no reconocido.

Y cuando me niegas, me vuelvo caos.
Pero cuando me miras…,
Me convierto en poder.

Porque lo invisible no es vacío.
Es potencia sin forma.
Y tú que estás despertando,
Ya sabes que lo que no se ve…,
también vibra.

Epílogo: el origen sigue latiendo.

Ahora que lo sabes,
no puedes volver a dormir del todo.
Porque el origen no sólo está ahí fuera,
también está latiendo en ti.
Esperando que lo sigas recordando.
Que lo sigas escribiendo…

Con mucho amor:
El universo.

4 Me gusta