¿Me escuchas, corazón?
Yo no quiero que pierdas
tu lugar en el viento,
ni quiero que me digas
que te irás para siempre.
Este día, mi tarde sin la tuya
es solo media tarde.
¿Cómo llamarte entonces
si decides marcharte
buscando el horizonte?
¿No crees, que en lugar de huir
hay que quedarse?
Te llevarás mi sombra
sembrada entre mis venas
en ese buque antiguo
buscando los silencios.
Ya el corazón entona
su canción preferida
y ahora guarda el llanto
para los abedules.