Me buscas donde no estoy
Bajo el árbol ya caído,
tumbado,
por vientos huracanados,
me escondí de la tormenta,
pasó el rayo y el ciclón,
Zeus se apiadó.
Exhausta de hambre y sed,
en desiertos desolados,
un camello blanco, libre,
me trasladó en su costado.
En lágrimas de papel,
lloradas por un arlequín turbado,
lágrimas que volaron
a contener las palabras,
ser seguro sustento
de mi libro inacabado.
En la mortaja de un gato,
rosa y azul como el cielo,
sonrisa tan alargada
que por ella con esmero,
trepé a una estrella lejana.
En las caducas cenizas
de una hoguera ya apagada,
burlose de ti la noche,
encendió llama en la brasa.
En los mugrientos vertidos
de escoria, hez
y piltrafa,
en una pluma cansada
volé a montañas sagradas.
No me encuentras donde buscas,
pues buscas aún en el fango,
enviscada salí yo,
me lavé muy bien las manos.
Checha, 15 de octubre de 2020
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