Quién iba a pensar que maternar,
ese sacral acto de lo divino,
de aquello que se fecunda y da vida,
sería al final la sangre seca en el muslo.
Y es que saber querer es soltar un poco,
soltar lo que se sueña para uno mismo,
dar paso a sentirse feliz por aquello del otro,
saber la existencia está más allá de uno.
Al final eso de ser mamá no es para todos,
a ojos de la razón lo maternal se envilece,
podría entenderse como algo parasitario en el vientre,
que dado a luz se convierte en sombra.
En vez de concebir vida se tienen pesares,
dos formas carnales de lo que se quiere evitar,
excusas para creer que la libertad está en la brisa,
o en ese instante de ansiedad con algún nuevo amante.
Y aun sin saber si fue arte o escape,
la madre, la misma hija de su madre,
con preparaciones y pócimas de amor,
da muerte sus dos hijos y cree ser libre.
Este pequeño texto está inspirado en el cuento “Ratas” de la autora Florencia Monfort el cual pueden encontrarlo en la web. Con gusto quien lo quiera leer envio link internamente.