En esa enorme grieta
me he caído mil veces
y nunca he recordado.
Palidecen de niebla
las máscaras andantes
más acá de las pieles.
Al borde de la mesa
amenaza un abismo…
Nada fue tan fecundo
como haberte llorado.
En esa enorme grieta
me he caído mil veces
y nunca he recordado.
Palidecen de niebla
las máscaras andantes
más acá de las pieles.
Al borde de la mesa
amenaza un abismo…
Nada fue tan fecundo
como haberte llorado.
Muchas gracias Magdalena.
Saludos.
Uff que fecundidad más bella y más amante, poeta!!!
De una belleza exquisita. Enhorabuena. Un saludo.
Hola, Minada.
Muchas gracias.
Abrazo grande!
Hola, José.
Muchas gracias.
Me alegra que te haya gustado.
Saludos.