Quiero abrisarte,
palmera idolatrada,
y sentir tu cadencia esbelta en el pecho transparente.
Acantilados y playas olearte,
salvaje isla amada,
y en embates alargados lamer esa sal ardiente.
Quiero espumarte,
arena adorada,
hundirte, levantar en jirones este respiro trashumante.
Alojarte,
litoral anhelado,
arrecifes de corales y con peces de colores besarte.
Pernoctar en tu regazo,
manglar inmaculado,
vuelo de besos como garzas somnolientas al ocaso.
Quiero acrepuscularme en el horizonte
de tu nostálgica mirada,
y luego,
con la aurora de tu rostro en mis manos,
que amanezca la luz irradiando entre mis dedos.