La tarde del corazón es larga…
En la orilla del río, septiembre se adorna
de bellas margaritas amarillas.
¿Me quiere…no me quiere…?,
y sus pétalos caen donde la hierba es tenue
y donde Dios, puede estar escondido.
Alguna golondrina zigzaguea despacio
y me acompaña a escribir un poema
mientras llega la lluvia
a escamparse en las entrañas.
Mis manos palpan el frío de la brisa.
Siguen cayendo los pétalos…
El dilema llega ataviado de silencios
y hace su presencia la esperanza,
que trae su boca atardecida y fría.
Yo muero por saberlo y desde que te busco,
mis pies andan de escape por la orilla
buscando el eslabón en una margarita.
La tarde del corazón es larga…
y ha caído el último pétalo.