Mar y mujer

Flotando sobre tus aguas,
disfruto la levedad de mi cuerpo.
Te voy sintiendo para mí
como si fueras una barca,
una nave dispuesta para llegar al cielo.

Sueño con volar, con la ingravidez,
mientras noto las caricias
de tus lenguas húmedas por mi piel.
Me susurras… que eres,
como la mejor mujer,
un mar muy cariñoso.
y con tu cálido abrazo fiel
me invitas a abandonarme
y a soñar en ti.

Pero está la pizca de temor también,
de no poder ver bajo mi cuerpo.
Y esa oscuridad de tus aguas sin fondo
que parecen el corazón negro,
de la más celosa amante.

Mujer que quiere ser única,
la única amante de mi.
Por eso no puedo respirar
y me entran estos reniegos.
No me quiero abandonar,
porque soy el amante de otras almas
en otros aderezos.

Porque a partir de los 50,
me parece que es muy húmedo
habitar para siempre tus aguas.
Sobre todo para mí que, aunque de lejos,
estoy emparentado con reptiles
que viven en la tierra, muy secos.

Sé que tendré que darme más excusas.
Pero mejor para después las dejo,
no quiero renunciar a ti,
aunque tenga que andar con mentiras y cuentos.

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Hermoso navegar en tus versos. Saludos cordiales.

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Muchísimas gracias
Un cordial saludo

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