Ha vuelto la golondrina con su ganzúa
de abrir las estancias de este Olimpo
de sal y madera,
de fuego y penumbra.
Negra saeta sobre el tedio
de este azul tan hondo,
tan insondable, que duele.
Densa luz, que horada
la indecible aurora donde se oculta
la planicie del gozo,
la vida plena.
Ha vuelto la magia de la infancia,
la infinita adolescencia, erótica y dolorosa,
que la impudicia del verano ponía
en nuestras vigilias inconfesables.
Ya no es tiempo de abrazar,
si no de perdonarnos, a nosotros mismos,
por no atesorar una migaja del tiempo
en que la vida era una madrugada
sin fin,
un instante suspendido en lo eterno.
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Qué final más bonito
El poema entero es magnífico.
Un abrazo.
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Muchas gracias. Me alegro que te guste. Saludos.
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Aplausos que se extiendan por los prados a plena luz del verano en virtud de este poema. Aplausos.
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Gracias por apreciar el poema y la luz .Un saludo.
Todo un excelente poema!
Pero me voy a quedar con este final maravilloso…
Un saludo y un abrazo!
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Excelente poema.
Me encantaron estos versos “inconfesables”.
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Un instante eterno que salva la vida entera. Gracias por tu comentario. Un saludo.
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La adolescencia y verano siempre ha dado como resultado una explosión de sensualidad y ganas de vivir . Gracias por tu comentario. Saludos.
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Mis aplausos.
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Gracias. Hay que seguir avanzando y escribiendo. Saludos.
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