En la colina alfeñique,
necrofilia y el replicato de infancia,
un hombre apenas enfermo de niebla
toma su espada
ante la sombra y el cráneo de la tundra,
indulta al asedio
y arrostra a la tropa.
El mismo —
siempre ha sido el sonido del vacío en su oído,
la íntegra decisión de la última vez en cada objeto,
larga vida al destino,
a la bulliciosa variación de su masacre
a la luna de hierro
a la sangre del limbo.
Adiós a las cuentas
de un futuro que nunca llegará.
Pisó el acelerador a fondo
las luces, vidrios y martillos.
¿Cuánto falta para desaparecer?
¿Cuándo el guerrero pierde el sabor de la lucha?
¿Cuándo el merecimiento es basura?
¿Y el arrebatamiento perdura?
Comunidad detrás de las palmas del mercenario,
del magnánimo sauce desnudo de hojas,
retroceder o negarme,
cercar la existencia
y cualquier otro plano,
editar un continente de pasto,
la ludopatía en empeños,
la salvación de esta alma,
un ferry de círculos y espacios,
un tesoro enterrado.
Idénticos errores
el botón de reinicio
y el corazón empañado.
