Los fastos-acólitos, peste actualmente entre los hombres que solo desean carnes podridas del manso de turno, seres implacablemente huraños de viles deseos sin esfuerzos mínimos, hondas de piedras sin rumbo ni fecha.
Seres despojados sin dolor ni principios, carecen de cerebros, porque el suyo se lo comieron los poderosos, económicos y religiosos, sin tregua ni descanso, amasando sin limite millones de seres sin rumbo.
Legos, venidos amenos, aparentando ser intelectos pulcros y bellos, falsos profetas de la lengua y lo escrito, con caducidad.
Fastos-acólitos, pegados a los olores mas profundo de la muerte, agujero negro que todo traga sin fin, engordando tanto, hasta reventar de mierda y putrefacto olor, podridos cuerpos en las cunetas de la clorofila y el azur.
Ordenantes de los menores deseos y lo opaco, tocando las campanas de corchos y aire, celebrando fiestas de sangre y vino, calendario con fechas sin orden.
Pompas y juegos, cáliz de sexo y caminos sin retornos.
Caretas multicolores revolotean, en la angustia de este cubo de plata sin brillo, hasta la madrugada y la alborada bese la luz del día.
Mamarrachos del sol que no os quemáis, porque sois hielo sin vapor…