Los lobos están en la calle,
al acecho.
-Y ¿Dónde estamos las ovejas y los corderos?
-Encerrados en el corral,
tras hermosos ventanales.
Ventanales
que nos permiten mirar,
desde dentro,
sin que se nos vea,
desde fuera.
Tras ellos nos sentimos protegidos
en nuestra celda de cristal.
¡Frágil, como el cristal,
es nuestro castillo!
Y los lobos patrullan las calles.
Y persiguen y acorralan
a los que huelen distinto
y a traición, por la espalda,
les clavan sus afilados cuchillos.
Los lobos son dueños del miedo
que se esconde tras los cristales.
Y olfatean la sangre callada
que agacha la cabeza del cobarde.
-¿Has dicho cobarde?
-Sí, cobarde, he dicho.
Como cobardes nos escondemos.
Y cada uno de nosotros,
los que callamos,
somos responsables
de que falte la libertad
en nuestras calles.
“Atado a un poste de hierro,
duerme, manso, nuestro perro”.
Jjj claro que somos responsables de nuestra inoperancia y conformismo, somos en muchas facetas unos auténticos cobardes, versos con mucha fuerza y clara denuncia, poeta!!!
Magnífico, brillante. Comprometido y valiente. Bravo, Paco.
“Han soltado a la jaurías,
ya se escuchan los ladridos,
merodean por el barrio
exhibiendo los colmillos.
Las sacaron de paseo,
afilada traen la rabia,
van de caza a por la oveja
insumisa y exaltada.”
Excelente mensaje, con el cual concuerdo totalmente!
Qué bien descrito e ilustrado, @pacodecaceres!
Un gusto leer sus letras tan impactantes y veraces!
Saludos de luz poética!