En las hojas se plasman las verdades latentes,
las verdades silentes que la boca recela.
En el verso se grita, se desviste y revela
el anhelo enclaustrado, los deseos candentes.
Y en mis manos se mecen poesías vivientes
que la pluma devela a la luz de la vela.
El poeta es heraldo: mensajero que apela
a los gritos internos de los seres sintientes.
Mis poemas se ríen, mis poemas igual,
si desean, recrean el llorar de mi alma;
inclusive, desatan la marea interior.
En el verso se vive el naciente caudal,
en la pluma se muere si se busca la calma.
Poesía, será, ¿el calor del amor?
En tus letras se celebra el poder de la poesía para expresar verdades profundas y sentimientos apasionados.
Tu pluma destaca cómo la escritura poética se convierte en un medio para liberar emociones y conectar con la esencia de uno mismo, y cuestiona si la poesía es el reflejo del calor del amor.
Vaya precisa y bella forma de retratar la naturaleza del poeta, quien solo existe en su oficio, gracias al sostén de su alma. En su deseo por manifestarse.