No importa
que se rompa la bagatela,
el jarrón chino
o la cerámica griega
de los querubines.
Importa el amanecer,
el beso de la madre,
la frugalidad de las cosas,
la pausa del amor,
la humildad de la caricia,
la oscilación de las estrellas,
el auge de la flor,
el resplandor de la campiña,
el vuelo de los pájaros,
la paz de la sonrisa,
la ilusión de los cuentos,
el hilo de los sueños,
la libertad.
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Realmente sincero este poema. Precioso.
Saludos
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Gracias, Pedro. Un saludo