Todas mis yos lloran por ti
y las lágrimas-ríos
han anegado las calles,
colapsando aquel parque
donde como niños corríamos.
Hay charcos en las aceras,
transeúntes calados hasta los huesos
nadan en las cascadas-recuerdos,
que se me desbordan por los ojos.
Y al otro lado, justo enfrente,
tú me miras interrogante,
con tu mirada-sentencia;
todas mis yos convergen en mí
porque han tapiado nuestro parque
y tú en una barca, te alejas…