Lloran las jacarandas
con lágrimas cárdenas
de sus flores impávidas.
Hoy ha muerto mi vecino
de un infarto
también Franco Battiato:
me siento por la muerte
acorralado.
Alzo la vista al cielo
desconsolado,
rebusco en el dolor
que siente el ser humano
cuando se sabe robado
de su lado más tratable.
Y hay un silencio sordo
inaudible a todos
repartido en la luz.
Sitiado y destruido
me aferro
a todo cuanto a mi alrededor palpita
a cuanto amo,
sin dar un resquicio al tiempo
que se nos va de las manos.
Una niña escribe frases
sobre el polvo de la luna de un coche,
garabatea su destino ignorado
con un dedo de carne
liviana, lanceolada,
y como ese polvo me borraré
cuando no estén
aquellos que me amaron.
