Antes de ingresar al dédalo
leemos en la placa
la siguiente inscripción:
“Si no te pierdes, no te diviertes”
Todo este tortuoso sendero
no es más que un viaje a ninguna parte
que te obliga a regresar a ti.
Te introspeccionas
te adentras.
La vuelta en cada recodo
es un desafío a un reto nuevo…
continuamente probándote.
Puedes renunciar cuando gustes
hay salidas de emergencia dispuestas en ciertos tramos.
Cuando salgas —si es que lo haces—
brotarás resucitado
con la clara estampa de un hombre nuevo
un ser crístico
con una consciencia búdica y resplandeciente.-
Chane García.
@ChaneGarcia.
…
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Wow Alexander, que bien lo has contado! me encantó. Eso es el lema existencial es un laberinto donde entramos sabiéndolo todo de antemano, pero decidimos dar mil vueltas…(realmente no lo decidimos, cuando hacemos las preguntas correctas en la infancia, siempre hay un adulto “sabio” que nos gira la veleta y nos manda en sentido contrario)… Un abrazo.
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Rescato este Interesante poema que plantea el laberinto como confusión mental donde se presentan varios caminos, ideas y pistas, pero sin mostrar claramente una solución o salida. En este sentido, los laberintos son símbolos que representan los caminos la vida y nuestra mente humana, que en tu poema plantea un hombre nuevo, resplandeciente . Me encantó. Un gusto leerte.
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Irremediablemente pensé en Dédalo y el rey Minos; luego en Minotauro Teseo y Ariadna; creo que explicaste la ‘alegoría’.
Saludos cordiales.
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