Nunca pasa nada, pero pasa.
Abundan las cicatrices
de aquellas heridas lejanas.
Las débiles rodillas de la infancia
quedan marcadas por el daño.
Y siguen arrastrándose
y siguen arrastrándonos
y se hacen compañeras de una piel rota.
Nunca pasa nada
en el tiempo de los pantalones cortos
y las trenzas enlazadas.
Solo las marcas, apenas visibles
son agujeros negros que
pese al tiempo transcurrido
un día u otro se nos tragan.
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Y pasa de todo. Grande, Mabel
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Muchas gracias Tali
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Qué bonito este poema!!!
“Nunca pasa nada
en el tiempo de los pantalones cortos
y las trenzas enlazadas.”
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Muchas gracias por tu amable lectura
No pasa nada. Pero pasamos el resto de la vida lamiéndonos las heridas . Saludos.
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Ciertamente, la infancia nos marca y de qué manera…
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