Alegría…
Y tristeza.
Ambos sentimientos imbricados…
Por la misma imagen, la misma causa.
Transpuestas por lustros… ¡Casi diez!
Y de nuevo en la conciencia…
Y en el alma…,
Sentí la bofetada
De esas mismas manos…
Con que tantas veces me acariciabas…
Tiernas y adorables
Suaves… ¡lisonjeras…!
Me decían tanto… ¡Con tanto amor!
Amor autonutriente…
Cúmulo de energías presagiantes…
¡Y estalló!
Bastó solo ese instante silencioso e involuntario,
(Apretujado en el pecho el corazón…
Comprimido hasta doler y ahogar palabras…)
En que te mostré la tarjeta con la fecha de mi boda.
¡Y estalló el amor!
En fracciones de segundo
Desde tu rostro como un puño cerrado
Sentí el golpe de tu mirada en mis ojos,
En los que no viste mis lágrimas
Por que estabas ciega de ira…
Y de súbito corriste…, entraste…
¡Tirón de puerta!
…Me sentí indigno.
No lo merecías…
¡Pero, éramos tan jóvenes y eras tan linda!
¡Tan difícil era encontrar entre nosotros diferencias!
Anteros y Cupido retozones
Nos ungieron de alegrías y caprichos.
De su aljaba sacó las flechas que por turno
Y con tino, a ella dio en el corazón con punta de oro,
En el mío de plomo.
¿Por qué…, Cupido?
Si ya me habías flechado con saeta dorada de Himeneo.
¡Él, solo Él sabe cuánto la amé!
Y hoy, precisamente hoy,
Encontré el libro
Que leíamos juntos en la playa
Teniendo como fondo
El sublime susurro del viento… y de apacibles olas
Y dentro de él, las dos poesías.
La suya con las huellas de besos
Impresos con sus rojos labios…
La mía un acróstico apasionado
Con su nombre y apellidos.
…Beso los labios en el papel, leo los versos
Y la evoco con mis ojos empañados.
Idílico romance.
Ella era hermosa. Yo no era un santo
Y amaba y me amaba otra que aún me ama.
Yo no quería que sufriera.
¡Pero, éramos tan jóvenes!
¡Y yo tan loco!
Que desde entonces sufro en silencio…
Siempre que la evoco.
…Aunque de mí ya ni se acuerde.
Jo, qué poema más bonito y más tierno! Me encanta cómo hablas de esa juventud enamorada y alocada. El poema saca una sonrisa de nostalgia y de repente, ese final tan triste, tan oscuro, tan de repente… bravo! Me ha gustado mucho! Abrazo!
Ante este magnífico Poema, me quito el sombrero, querido Pedro!!- Tu obra es el fiel ejemplo de una prosa lírica, en la que hacen presencia dos grandes de la mitología griega, los hermanos: Anteros, la personificación del amor correspondido, vengador del amor no correspondido, quien se opuso a Cupido (hijo de Venus en la mitología romana) y luchó contra él, personificando la lucha entre dos amantes. De allí la famosa pintura de Camillo Procaccini –Tu poema entonces, menciona a Cupido armado con arco flechas, unas de oro para infundir amor, y otras de plomo para quitarlo. La fecha de plomo dió en tu bello corazón y la de oro, el el corazón de tu amada.
Bueno, me encanta este tema y me quedaría analizando tu poema todo el día, porque me inspira. Qué bien Poeta, eres grande!!- Mis respetos.
“¡Pero, éramos tan jóvenes y eras tan linda!
¡Tan difícil era encontrar entre nosotros diferencias!
Anteros y Cupido retozones
Nos ungieron de alegrías y caprichos.
De su aljaba sacó las flechas que por turno
Y con tino, a ella dio en el corazón con punta de oro,
En el mío de plomo.
¿Por qué…, Cupido?
Si ya me habías flechado con saeta dorada de Himeneo.
¡Él, solo Él sabe cuánto la amé!”
Un gran honor para mi que te haya encantado, amiga angelsdelatorre. Te extañaba
Un millón de gracias por tu compañía y criterios del poema.
Fuerte abrazo
¡Gracias! Muchas gracias, amiga Lucía. Tu comentario me ha conmovido, porque es n¡muestra de la atención que dedicaste a la lectura de mi poema y tus apreciaciones con una culta mirada que va más allá de lo imaginado por mi que pudieran impactar mis versos…; Tan es así, que me impulsas a trabajar y urgar sobre la pintura de Camilo Procaccini. Me reafirma el poema, salido del alma y lleno de realidades, que cuando nos vaciamos desbordando sentimientos intensos que marcaron nuestra vida de una u otra forma, además de significar alivio espiritual, al compartirlos nos llena de paz…
Muchas gracias.
Un fuerte y cálido abrazo
Muchas gracias a ti, Mawtinik. Me place saber que ves el poema con esa mirada buena.
No me considero Maestro, soy solo un simple aprendiz de poeta que ha aprendido mucho
interactuando en esta bella y emprendedora plataforma de poemame, con todos los colegas
que la integramos.
Te reitero las gracias.
Fuerte abrazo