A veces es bueno dejar dormir un sueño,
y en ocasiones no despertar de la ensoñación.
Impregnar las horas de segundos felices,
colmar algunos minutos de falsa ilusión,
perderse el resto del día en burbujas de tedio,
poner, lo que puede ser rescatado, en la mochila,
y al final del camino, puede que nos espere un niño
que le diga a todo el que pase por el lugar, que,
después de tanto, ha valido la pena haber vivido.
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Precioso!! !
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Gracias por tus palabras poeta.
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Sí, seguro que merece la pena haber vivido.
Hermosos versos, saludos, Carlos!
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Muy bello.
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Gracias estimada María. Saludos.
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Muy agradecido por tus palabras poeta.
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