Tu ser se disipa en cada rincón del universo,
en los ecos de palabras ajenas y el fluir bajo la piel.
No eres un sueño necesario en mi existencia,
sino una ilusión que acecha en los extraños al caminar.
Tu ausencia se expande por el aire, vaporosa,
en cada suspiro que escapa de mis labios.
Eres la sombra que se funde con la bruma,
un eco fugaz que se pierde en la penumbra.
Eres la melodía sin partitura, sin compás,
la luna oculta tras un manto de nubes.
Una quimera efímera que se desvanece,
una danza etérea acariciada por el viento.
En cada verso, tu esencia se desvanece,
como un susurro perdido en la corriente,
y aunque en este plano no existas en realidad,
en mis sueños te vislumbro, etéreo y celestial.