LA LUZ DEL SABIO
No te cobijes bajo el árbol muerto,
pues ni abriga ni da sombra.
No dejes jamás que la indiferencia
sea tu guía ni alimente tu credo.
El hombre que delega muere ahora temprana.
La culpa ignorada siempre se adhiere,
de una u otra forma, a nuestra alma,
adulterando su aroma.
El hombre no ha nacido para ser oveja.
Los sueños, desoídos, son sueños perdidos.
Los sueños nos mantienen despierto,
hambrientos y sedientos de vida.
El hombre sabio alaba la luz que calienta
el nuevo día.
Las sombras ya no ciegan sus ojos,
y un mundo nuevo, como marisma llena de vida,
vuelve a abrirse ante él.
El hombre sabio no se refugia bajo el árbol muerto.