Me ha mordido una loba salvaje cruelmente,
arrastrándome voy por las duras praderas.
Temo contagiarme y que me convierta
en un lobo hambriento cruel y agreste
por las ansias de correr tras de ella.
Recuerdo su risa y malicia cuando me mordía,
sus miradas crueles brillantes al atacarme
y crecen mis ganas y deseos de atraparla.
Con la fiebre, ya no importa su picardía
solo quiero salir corriendo y alcanzarla.
Olfatearé su rastro y la seguiré corriendo.
Lanzaré algún aullido salvaje vibrante
que se oiga con claridad a la distancia.
A la noche en las praderas retozaremos
aullando juntos a la luna desafiantes.
Es lo que loba quiere de su compañero
que seamos de verdad una pareja unida.
A confiar el uno en el otro aprenderemos
fuerzas que nos harán formar una familia,
juntos de las carnes de la caza gozaremos.