La fotografía subraya el paisaje que describe el poema, pero aún sin ella, así me lo hubiera imaginado.
Que bien que con tus versos pintas el momento, precioso!
Besitos amiga.
¡¡¡Dioooss!!! Has agarrado uno de mis temas favoritos para poemar cosas… materializar impresiones de lo que uno, en el momento ve.
Para mí, la llovizna es un elemento muy otoñal: cuando lloviznea, la calle se aminoriza, los ritmos y los tumultos se calman… La llovizna invita al sueño modórrico, a ese ocio de mirar por el nítido de una ventana, cómo afuera se otoñan las cosas bajo el tintineo de la rezante lluvia enlloviznada… ¿Sabes, no? Ese sonido como chismorreo secreto.
Mientras miras, sería el momento ideal para sorber una buena taza (léase: grande) de chocolate caliente… ¡¡¡Dioooss!!! Así, sí provoca ver la pertinaz llovizna enneblinada de las zonas nemorosas.
¡¡¡Gracias!!! Disfruté de este poemazo, me trajo gratos recuerdos.
La llovizna que invita a la contemplación con sus diminutas y románticas gotitas de sosiego y quietud.¡Hermoso tu poema, querida María! Abrazos cariñosos
Pues sí, el dios de la lluvia nos permitió estos días disfrutarla…
Muchas gracias, amiga! Muchos paseos poéticos nos quedan por hacer en este noviembre tan otoñal. Besitos fuertes!