La llama perenne no quema,
acercas el viento a su luz
y una larva viste el arco iris
en la madera podrida.
Después vendrá la belleza de un soneto,
el verso libre que perfuma nuestro siglo,
¿pero y el miedo,
esa terrible promesa de sufrimiento
que precede, como un lobo hambriento,
al amor?.
Surgimos de los bosques torrenciales
con lo invisible como sola compañía,
y ahora somos su carne
como ellos son nuestra carne,
entubados a la muerte
y al dolor…