Soy consciente de mí,
ante mí misma y el mundo
y sé que la nada
ocupa su lugar en el concierto…
Ser lo que no soy, como proyecto
de un futuro ignoto que transito.
De cara a un presente inasible,
donde el instante no es perpetuo,
sólo queda proyectarme a contratiempo.
Y cada momento no es más
que construir mi ser y mi tiempo,
ser más allá de lo que soy ahora,
porque el ahora,
quedó atrás rápidamente,
e ir hacia lo que puedo ser
es mi destino.
Lo que aún no soy es mi camino,
decidir constantemente mi existencia,
desde mi libertad, que es mi condena
y cada segundo es el que marca el ritmo.
Eligiéndome a mí misma,
dándole sentido a mis acciones.
Libertad que me mece
en un vértigo existencial,
en el absurdo, en la angustia,
en la náusea…
Libertad, mas no tan libre,
ya que no puedo reusarla;
ejercerla es nada más que mi incumbencia.
Soy lo que soy y lo que me hago,
un proyecto que escojo por mí misma,
comprometida con mi libertad,
a la que amo
y responsable de ella,
ante ti y ante el mundo.