La jaula y el pájaro

“Una jaula salió en busca de un pájaro”.

(Yo soy esa jaula, pero…

¿hasta dónde llegaré en mi búsqueda?)

Como el taumatropio,

estamos diseñados sobre el mismo tejido,

pero nunca nos encontramos.

Te veo a contraluz a través de mis sábanas,

pero no te alcanzo,

ni te toco.

Alcanzo a percibir el timbre de tu voz,

pero sin descifrar tu lenguaje,

el color de tu plumaje.

Eres la otra cara de mi moneda,

mi ardiente fantasía,

mi alianza con el infinito,

que aquí en la tierra se llama infierno.

Jaula y pájaro,

pájaro y jaula,

movidos por los designios,

la voluntad del Creador…

y sus hilos.

“El dolor es la espada del Señor”,

persiste y resiste,

como los escollos bajo las olas del mar.

Divino,

soy tu amada criatura,

el viento que sopla detrás de tus orejas,

y que te envuelve sin abrazarte,

como un segundo vestido…

¿no ves?

Canto,

canto y canto,

canto canto canto,

pero no vuelo,

no puedo.

Ya ves,

soy la persistencia en tu retina,

un juego de ilusiones que te arrulla,

cuando cierras los ojos y te vas a dormir.

“Detente, sombra de mi bien esquivo”…

detente.

Atrapada en mi fuga circular,

doy y doy vueltas sin moverme,

libre y prisionera en mi propio reflejo,

alrededor de mi ingenua ilusión.

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