La hora silenciosa de mi soledad
se acuna en su silencio,
mientras en el tiempo
el lento ritmo de mis manos
renace un impulso
por el indefenso amante
de mi imaginación
escribiendo un poema
de encuentro,
en el placer
de su forma.
Cuanta paz interior me transmite este breve pero bellísimo poema.
Que hermoso es ese momento de intimidad absoluta en el que tu mano acompasa a la imaginación.
Un gusto leerte Pippo.