Ya la tarde se ha vuelto a tornar pura y triste,
melancólico bucle de lluvia y de ceniza;
la casa se ha encendido y su luz agoniza
en la inmensa tragedia , desde que tú te fuiste.
Las aves se han marchado y ya no se viste
de luz hermosa el lirio, ni se cristaliza
la estrella en el arroyo, ni tu voz hechiza
la música callada que nos prometiste.
Se ha derrumbado el mundo y su legado,
puro artificio inútil, en el desolado
silencio del olvido, ese hondo vacío.
Sólo quedan los ecos de una despedida,
el fervor, la renuncia, la fugaz partida
a otras tercas miradas; sangrante escalofrío.