Esta historia se narra en varios pueblos de la Península, la cual todos hacen suya, pues generación tras generación, ha permanecido en la memoria colectiva de sus gentes.
Había en ese pueblo una joven actriz de teatro llamada Beatriz, aunque todo el mundo la conocía como la Candilejas. Esta mujer, tenía una belleza y una inteligencia que encandilaba todos hombres que se proponía; de ahí el nombre por el cual era conocida. Muchos hombres la pretendían, y todos los días recibía cartas de amor y alguna que otra indecente proposición. Beatriz, sabida de que mozos, y no tan mozos, harían lo imposible por conseguir sus encantos, comenzó a aprovecharse de alguno de ellos a cambio de esperanzas.
Un día, apareció en el pueblo un apuesto joven que prestaba sus servicios reparando los tejados de las casas, y como hacía pocas semanas que una gran pedregada había hecho estragos en las techumbres de muchas casas, graneros y molinos, el muchacho se instaló durante algún tiempo en el pueblo. En su primera reparación, el forastero se enamoró de la hija del panadero, y esta de él, conociéndose en pocos días su romance en todo el pueblo. Fue tan fuerte su amor, que el compromiso de boda no tardó en llegar.
Pasaron las semanas, los meses, y Zacarías, que así se llamaba el muchacho, contrajo matrimonio con Maribel. Todo el pueblo celebró la alegría de la joven pareja; todos menos Beatriz, pues esta no podía entender como ese extranjero no tenía ojos para ella, ignorándola por completo, y prefiriendo a la vulgar hija sin clase de un panadero de tres al cuarto. Consumida por los celos, la Candilejas tramó un oscuro plan. Convenció a dos mozos con seducciones y engaños para que matasen a la hija del panadero, y estos, aceptaron sin pensar en las consecuencias. Dos días después, mientras Maribel regresaba de recoger agua del pozo, los encandilados mozos, mataron a la joven de dos certeras cuchilladas.
La muerte de la hija del panadero causó un gran pesar en el pueblo, y más todavía, tras el seguido de desgracias que recaerían sobre sus gentes. Tras capturar a los asesinos de la joven, los dos mozos fueron ajusticiados y colgados de una soga. Pocos días después, el panadero murió de pena, y semanas después lo haría la madre, pues ninguno pudo soportar la muerte de su querida y única hija. Durante semanas, no se supo nada de Zacarías, hasta que el enterrador, lo encontró muerto al lado de la sepultura de Maribel; se había quitado la vida para poder abrazar de nuevo a su amada.
Algunos meses más tarde, se descubriría la participación como instigadora del crimen de la Candilejas, y Beatriz, fue detenida por las autoridades, Arrepentida de lo que había sucedido, acabo por confesarlo todo.
Tras escuchar el juicio, las gentes del pueblo decidieron que ya estaban hartas de sus engaños y galanteos, así que, decidieron un castigo ejemplar para la joven actriz. Cavaron un gran agujero y construyeron una especie de pórtico teatral en la pared de una ladera cercana, que serviría de presidio a la mujer hasta el final de sus días. En el frontispicio del edificio grabaron: “Cansados de tanto teatro, diéronle un monumento”.
Muchos años pasado el suceso, y tras ser sepultado y destruido dicho edificio por el paso del tiempo, todavía se recuerda el terrible crimen de la Candilejas en ese lugar. Algunos narradores cuentan que, por tan atroz crimen, fue castigada por Dios a velar por los amantes que se reúnen en la fuente de los enamorados, muy cerca de donde se construyó el túmulo teatral que sirvió de sepultura a la Candilejas hasta el final de sus días.