Sentí cómo morían partes mías que me herían,
sentí más dolor aún mientras morían.
Soy un cadáver cada vez,
soy un cadáver por reconocer.
Me muevo grácil como los pájaros por los aires sintiendo
una melancolía es estentórea, estéreo sin estereotipar.
Me muevo denso por los subterráneos como el petróleo,
subterfugio entre submundos,
los llantos son viscosos.
Abrupto,
magnífico,
un cadáver, que bien, un cadáver cada vez.
Vuelo y excavo, asciendo y penetro.
Vivo cabrón, esa es la puta moraleja entre mis mollejas.
… El otro día te vi al pasear.
¡Parecías tan espléndida!
Apuesto mil napos a que es una fachada.
Porque sí, fachada es lo que veo cuando me doy un garbeo por
el cementerio.
Me topé con una cadáver muy guapa,
la pregunté a dónde iba y me respondió que un cadáver no va a
ningún sitio, solo mora.
Entonces, le regalé una zarza y la utiliza de almohada.
Claro, todo esto no se ve en las fachadas tan espléndidas,
hay que excavar y ascender, también.
Lo que es dentro es fuera, lo que es abajo es arriba,
y nosotros como muertos, operamos bajo esta ley en la vida.