Se va la memoria,
pero no el cariño;
basta el poema del Piyayo,
una canción que ilumine la cara
para que caigan lágrimas de emoción;
y no hace falta saber nada,
sólo tocarse y mirar a los ojos,
atender al que ha olvidado
y besarlo como si aún fueras su hija;
no hay recuerdos en el amor.
(Septiembre, 2021. Un abrazo desde el Alzheimer es el mismo abrazo)
Mi padre recitaba el Piyayo de niño en las calles y bares de málaga para llevar dinero a casa; nos lo recitó toda la vida, tenía el don de un rapsoda se lo recité yo este verano y se le caían las lágrimas…
Jolín, qué precioso poema para tu padre.
Te cuento, compi, que mi padre también se llamaba Juan y que le encantaba El Piyayo. Me lo recitaba cuando era niña.
Ya ves, tenemos un recuerdo en común.
Incluso también publiqué un poema dedicado a mi padre en el que nombraba al
Piyayo.
Te mando un abrazo
Què fort!!!
Tú sabes quién es el Piyayo???, recitaban. ¡Ay, Walla! (Te puedo llamar así?)
Y tu poema, dónde lo puedo leer? ay, Walla, ya sabía yo que algo tenías por ahí guardado… ji.
Hoy te lleno de besos
La verdad es que me encanta que alguien más conozca al Piyayo .
Es un poema muy especial para mí, y ahora veo que para ti también.
Y claro que me puedes llamar Walla, o Wall, Walli, Missis… jajaja.
Me llaman de muchas formas y todas me gustan.
Ese poema que te nombro se titula “A mi padre” y está por aquí, pero voy a ver si te puedo mandar el enlace. Ojalá te guste.