Son almas
Sin rostro.
Invisibles.
Para nuestra mirada
Del norte.
Son mil millones.
Que no importan.
Niños que no pueden ni llorar.
El hambre les borró las lagrimas que les quedaban.
Tú como yo,
seguiremos
cabalgando
en la yegua
que les olvidó.
En la yegua
que les niega él futuro.
Su pecado.
Nacer.
En un mundo
donde estorban.
En un mundo
sin cabeza.
En un mundo
que no quiere
lágrimas lejanas.
En un mundo
En el que
no existen.