Invierno eterno

Gélidas caricias caen en las montañas agrestes,
donde las sombras reinan amables, eternas.
Bajo sus mantos nace el segador de ojos tristes,
el susurro siniestro de almas entre cadenas.

Suaves y perfectas son sus huellas.
Cada paso con ritmo de escarchas y aullidos.
Huyen desolados, olvidando las estrellas.
Vidas palpitantes, se esfuman entre latidos.

La luna llena escapa a su escondido desdén.
Surca la noche con prisa y aterrorizada;
no en vano tantos inocentes claman al Edén.
Mil noches limpias, una mancillada.

9 Me gusta

Bello poema con ese velo siniestro del invierno, compañero.
Saludos, Diosel!

1 me gusta

Gracias!!! El invierno es fascinante, por qué no dedicarle algunos versos.:grin:

1 me gusta

Precioso poema. Un gusto leerte. Saludos cordiales.

1 me gusta

Gracias Sinmi, un placer que te haya gustado. Saludos para ti también

1 me gusta