Curioso calzado sin suela, que ha errado la Ceca y la Meca,
que ha respirado insolencia y ha seducido el atributo de la tierra;
ellos han visto mi bandera sin estrella y la supervivencia de absurdas guerras.
Curiosa la trova a la luna llena,
vehemente estribillo, copla de un mosquetero desenvainado fastuosa prosa; curioso botón abierto revelando mi pecho, agónico corazón al aire, fracturado por tu maltrecho cariño.
Curioso escondite al que jugamos, uno en el que nunca nos encontramos, curioso el apetito de tu tacto al verme privado bajo el ligero titubeo de la punta de esos dedos; dedos que descubrieron constelaciones entre los lunares del firmamento.
Curiosos pantalones tirados al suelo, erótica contienda donde siempre desembocamos ilesos, curioso sendero al peregrinar tu entidad, inmerso en el terso efluvio, en tu corteza, en esas mentiras que embozaban nuestro sonrosado amanecer.
Curioso el sueño de vernos vagando por Toledo, explorando veredas al páramo, curioso que vamos celebrando encomios con el lomo lleno de enjuagado morapio; acerba ternura en borde azucarado.
Curiosa ilusión del perenne amor, sobria certeza entre categorías, perplejo enigma confiando ser metódico; se ríe de cada uno, somos sátira desde el palco, surca en instantes cortante, al avizorar nuestro coraje raso admitimos el vasto agravio.
Curiosamente sigo insomne, aguardando los años, invitando la nieve a caer y el frío curtirme; mientras te tiñes de grana inquieta, pasión y desenfreno por ese sujeto que hurtó mi mejor fragmento y lo acomodó en tu anular izquierdo.