Impostor

Y amanece el alma torturada.
¡Grita! confundida de tan intenso dolor.
Susurra con su dignidad cansada,
huye a paso suave, perseguida por temor.

Quizás mañana sea olvidado,
pues el fuerte nace sin intención.
A diario el héroe es castigado,
y los tontos celebran con negra pasión.

Surgen traviesos los silbidos de nobleza,
una danza eterna de inocencia perfecta.
Maravillas de casualidad y belleza,
la túnica blanca, mi capa predilecta.

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