Siempre serás bienvenida
como la lluvia en verano.
Siempre.
Y por mucho que pasen los años,
por mucho que pesen mis primaveras,
siempre tendrás hueco en esta alma.
Pero no olvides traer contigo
mi inocencia
y un poco de esa magia que me dabas.
Yo
aquí te espero,
a la sombra de algún tiempo mejor.
Y cuando vengas
remueve de nuevo
los cimientos de mi vida;
quítame la venda
y rompe las cadenas de mi cotidianidad
como antaño hacías.
Mientras te decides,
yo
aquí sigo caminando,
que todavía me queda senda por recorrer,
mi querida ilusión.