Con la angustia en su rostro reflejada,
dos cristalinas lágrimas vertía,
evidencia del dolor que sufría
sin poder ocultarlo su mirada.
Por mejillas hasta las comisuras,
las saladuras,
en tiernos labios
sabor de agravios
dejó prendido.
¡Cuánto ha sufrido!
Esa es respuesta que aún nadie sabe.
Muy hondo en el pecho la guarda con llave.
Precioso. Sufrir. Mi sufrimiento es infinito, he vivido vidas sangrantes…pero es posible, muy posible que también los demás. En silencio agarra cada cual su mochila!!