Dolor
es el bote del cepillo de dientes
para dos
que ahora
solo es el bote del cepillo de dientes.
Ahora
husmeo en los armarios
en busca
de tu olor resucitado.
En busca
de mi piel morena
sobre la que hacías garabatos
antes,
cuando el reloj
sufría de cojera
y el sofá era un columpio
que nos subía
al cielo.
Es dolor y sentencia
tu hueco
en la segunda balda de la nevera.
Tu lado frío de la cama,
ahora zona de exterminio.
Dolor
es la luz del pasillo
que ya no te dejas encendida.