Cruzar el Helesponto
con todos los poetas
que mendigaron por las esquinas
imaginando el siguiente verso.
Pero las paredes agobian
con su soberbio silencio
y no encuentro esa página
donde le dije cuanto la amé,
en esa noche inquieta
sobre esa cama perturbada
los flujos y los jadeos
inundaron la ciudad,
las persianas envidiosas
se bajaron a su paso
y al día siguiente el poema
conquistó la podredumbre.
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Brutal. Me ha encantado.
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Muchas gracias amiga
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