Hay muchos ríos sin nombre
que quizás son arroyuelos,
finas corrientes que el agua
le va arañando al nevero.
Llantos de nubes altivas
que les dejaron los cielos,
y éste, a su vez, nos regala
con sus regatos traviesos.
Bajan las aguas cantando
sus letanías y credos,
por los recodos y valles
y los meandros del lecho.
Tú las contemplas absorto
mientras escuchas sus rezos,
con la canción en tus labios
para entonar su recuerdo.
Unos gorriones se acercan;
ves gavilanes y cuervos,
y hay una danza de plumas
con tantas aves en vuelo.
Hay unos hombres que sudan
y otros emplean su esfuerzo,
en trabajar sin descanso
para obtener el sustento.
Porque la vida es trabajo
y hay que luchar con denuedo,
contra pereza y pasiones
como enemigos sin freno.
Hay muchos ríos sin nombre
que van buscando consuelo,
y tú lo sabes, amigo,
y les ofreces tus versos.
Versos que salen del alma,
versos que rompen silencios,
versos que corren por ríos
y van gritando “te quiero…”
Rafael Sánchez Ortega ©
06/09/24