En un horizonte misterioso,
lugar de oscuridad y silencio
entre árboles marchitos,
sitio reservado por los dioses,
está la última morada.
Largas noches de
sueño sin sueños,
pronto las lágrimas se
agotarán así que
ha olvidar el dolor,
llorar es en vano
como sobrevivientes
en las sombras.
Allí aunque sigas vivo
permanecerás en silencio,
pues no hay que olvidarlo,
tu voz no será escuchada.
Todo el lugar canta
la canción del dolor,
una vez se ha recorrido
el camino en la
tierra de los espíritus,
cuando brisa,
se escuchan notas oscuras.
En ese lugar no se
descansa en paz
entre el frio y la lluvia,
con una extraña luminosidad,
en un valle desolado
afligido por la tormenta,
entre pantanos y esteros,
con el agua al cuello,
un elfo lanza horribles
gritos de aflicción agitando
el viento y las cenizas en el aire.
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