Desde que Dios creara al hombre un día
grandes y extrañas cosas han pasado,
e iguales hemos sido, dado o hado,
como una misma nada y nadería.
Quiso el capitalismo hacer la vía
de a todos igualar en el mercado…
y el polvo se igualó, feliz, cansado,
de la muerte a la vida que vivía.
Pagar, gastar, comprar y destruir…
a todos hizo igual, si no me engaño,
porque nadie escapó de competir.
Para guerra y trabajo está el rebaño:
que hizo Dios al pequeño… y el sufrir…
¡Y Samuel Colt nos igualó en tamaño!